Antes de continuar discutiendo el segundo principio (Individualidad y Comunión) es pertinente citar al propio Wilber para aclarar algunas dudas y comentarios sobre lo que él llama “generalizaciones orientadoras”:
“Se trata de una empresa que al menos al comienzo, se debería abordar desde un nivel de abstracción muy elevado. No olvidemos que, en nuestro intento de articular abordajes muy distintos, debemos operar con sistemas de sistemas, una tarea que sólo puede ser acometida desde el nivel de las “generalizaciones orientadoras”. Una generalización interparadigmática requiere, antes que nada, del entorno adecuado que nos permita arrojar lo más lejos posible nuestras redes conceptuales. Y , para ello, necesitaremos una lógica reticular sumamente inclusiva, una lógica de nidos que se hallan dentro de nidos, que a su vez, se hallan dentro de otros nidos que nos permita incluir todo lo que legítimamente pueda ser incluido, una visión-lógica que, por decirlo de otro modo, no solo se ocupe de los árboles, sino también de los bosques.
Y con ello no quiero decir que debamos ignorar los árboles. La lógica reticular es un tipo de dialéctica que incluye por igual a totalidades y a partes. Sólo así podremos detenernos a examinar tantos detalles como queramos y tratar luego de articularlos en una gran imagen que pueda verse enriquecida con nuevos detalles, realizar los ajustes pertinentes… y así indefinidamente, ampliando cada vez más la gran imagen con nuevos detalles y viceversa. Por que el secreto del pensamiento contextual es que la visión global aporta significados a los que no puede accederse desde las partes y en consecuencia, proporciona un significado nuevo a los elementos compositivos. Los seres humanos estamos condenados al significado y , en ese sentido, estamos condenados a elaborar grandes imágenes. Hasta la “gran anti-imagen” del posmodernismo es una gran imagen del motivo por el cual debemos renunciar a las grandes imágenes, una flagrante contradicción que, dicho sea de paso, ha provocado una decepción al tiempo que ha demostrado, una vez más, que los seres humanos estamos condenados a elaborar grandes imágenes.
Conviene, por tanto, elegir con sumo cuidado nuestras grandes imágenes.”
Una visión integral de la Psicología, 22-23.