En la introducción de la Breve Historia de Todas las Cosas, en una aparente maniobra comercial, Wilber se pone a discutir el tema de las diferencias entre el hombre y la mujer. Por el momento, guardaré ese tema como un recurso frívolo (aunque Wilber no aborda el tema frívolamente) para un texto posterior, cuando estemos cansados de tanto Kosmos, o para uno de los textos personales de los autores, y de ese modo, puedo entrar ya en materia con la ontología wilberiana.
Lo que sigue, es un comentario sobre el inicio del primer capítulo del libro: LA PAUTA QUE CONECTA. Este tema está tratado de manera bastante densa en el libro, de modo que no voy a tratar sino los primeros temas para poder discutirlos más minuciosamente.
En una entrada anterior se había mencionado el hecho de que Ken Wilber se ha embarcado en una tarea de tremenda generalidad, y que su área de interés es prácticamente todo lo conocible. La metodología que él utiliza es, desde luego, pensada precisamente para eso, y comienza con lo que él llama Generalizaciones Orientadoras. La idea, es que en cada área del conocimiento, hay variedad de teorías y enfoques, pero pueden buscarse pequeños elementos de consenso. Ken Wilber utiliza estos elementos de consenso como punto de partida para su filosofía, y a ese proceso de partir de ahí, le llama hacer generalizaciones orientadoras.
Hay que aclarar, en este punto, que Ken no da por sentado que lo que vale en un área del saber tenga que valer en otra, y que no está transponiendo formulaciones de un lenguaje donde significan una cosa, a otro donde significan otra, como hacen, por ejemplo, ciertos posmodernos con la Teoría del Caos y los fractales.
Pone dos ejemplos: Uno, el hecho de que de haber un desarrollo moral en la persona, debe tener al menos tres etapas, y otro, la existencia de fenómenos emergentes. En el primer caso, bastante sencillo, hay varios modelos con distinto número de etapas, siempre tres o más. Parece haber un consenso en que, por ejemplo, un modelo con sólo dos etapas es insatisfactorio. El segundo caso es algo más complejo, y viene del hecho de que cuando un sistema se vuelve más y más complejo, llega un momento en que surgen nuevas leyes en su comportamiento, que no existen para sistemas más simples. Esta idea es muy útil inclusive para definir las disciplina (química, física, biología... esto está discutido más o menos satisfactoriamente en este artículo sobre el genoma), o áreas de una misma disciplina, como la mecánica a la termodinámica. Y, desde luego, tiene consecuencias mucho más allá de la clasificación.
A continuación, Wilber toma una de las generalizaciones orientadoras más útiles para su ontología, la idea de la universalidad de la evolución. De acuerdo con Wilber, hay tres grandes dominios en el universo, el material, el biológico y el mental, que él llama, el Cosmos, la Biosfera y la Noosfera. Y al conjunto de las tres, le llama el Kosmos, con K. Uno no sabe si alegrarse o preocuparse de que las distinciones que se comienzan a borrar en los chats y demás medios virtuales (como la de la C y la K) se vuelvan importantes para definir conceptos.
Y la naturaleza del Kosmos, según Ken, es evolutiva, o como él dice, creativa. En las tres esferas. Este giro que lo aleja del materialismo no es, como pudiera pensarse, producto de ninguna fe en particular, sino de su indagación sobre las bases comunes de muchas tradiciones. Dice tener suficientes generalizaciones orientadoras, para trabajar confiado sobre la idea de que el Kosmos es creativo, una idea de corte cercano al panteísmo.
Ahora bien. Todo eso es sólo preliminares. Cuando comienza a barajar y organizar sus generalizaciones, producto de la destilación de elementos comunes en diversos campos, tiene suficiente material para comenzar a construír una ontología, que es lo que estábamos esperando desde el principio.
Y esta ontología wilberiana se basa en 20 principios, de los cuales por el momento discutiremos sólo el primero
La realidad que conocemos es, entonces, según él, un pequeño intervalo de una cadena infinita de cosas que son parte de cosas. Una versión de la cosmología de una tortuga subida en otra tortuga, subida en otra tortuga, subida en otra tortuga....
Esto lleva a pensar en algunos problemas, que por el momento son dos, uno para cada no-extremo de la cadena:
GENERALIZACIONES ORIENTADORAS
En una entrada anterior se había mencionado el hecho de que Ken Wilber se ha embarcado en una tarea de tremenda generalidad, y que su área de interés es prácticamente todo lo conocible. La metodología que él utiliza es, desde luego, pensada precisamente para eso, y comienza con lo que él llama Generalizaciones Orientadoras. La idea, es que en cada área del conocimiento, hay variedad de teorías y enfoques, pero pueden buscarse pequeños elementos de consenso. Ken Wilber utiliza estos elementos de consenso como punto de partida para su filosofía, y a ese proceso de partir de ahí, le llama hacer generalizaciones orientadoras.
Hay que aclarar, en este punto, que Ken no da por sentado que lo que vale en un área del saber tenga que valer en otra, y que no está transponiendo formulaciones de un lenguaje donde significan una cosa, a otro donde significan otra, como hacen, por ejemplo, ciertos posmodernos con la Teoría del Caos y los fractales.
Pone dos ejemplos: Uno, el hecho de que de haber un desarrollo moral en la persona, debe tener al menos tres etapas, y otro, la existencia de fenómenos emergentes. En el primer caso, bastante sencillo, hay varios modelos con distinto número de etapas, siempre tres o más. Parece haber un consenso en que, por ejemplo, un modelo con sólo dos etapas es insatisfactorio. El segundo caso es algo más complejo, y viene del hecho de que cuando un sistema se vuelve más y más complejo, llega un momento en que surgen nuevas leyes en su comportamiento, que no existen para sistemas más simples. Esta idea es muy útil inclusive para definir las disciplina (química, física, biología... esto está discutido más o menos satisfactoriamente en este artículo sobre el genoma), o áreas de una misma disciplina, como la mecánica a la termodinámica. Y, desde luego, tiene consecuencias mucho más allá de la clasificación.
EVOLUCIÓN EN LOS TRES GRANDES DOMINIOS
A continuación, Wilber toma una de las generalizaciones orientadoras más útiles para su ontología, la idea de la universalidad de la evolución. De acuerdo con Wilber, hay tres grandes dominios en el universo, el material, el biológico y el mental, que él llama, el Cosmos, la Biosfera y la Noosfera. Y al conjunto de las tres, le llama el Kosmos, con K. Uno no sabe si alegrarse o preocuparse de que las distinciones que se comienzan a borrar en los chats y demás medios virtuales (como la de la C y la K) se vuelvan importantes para definir conceptos.
Y la naturaleza del Kosmos, según Ken, es evolutiva, o como él dice, creativa. En las tres esferas. Este giro que lo aleja del materialismo no es, como pudiera pensarse, producto de ninguna fe en particular, sino de su indagación sobre las bases comunes de muchas tradiciones. Dice tener suficientes generalizaciones orientadoras, para trabajar confiado sobre la idea de que el Kosmos es creativo, una idea de corte cercano al panteísmo.
Ahora bien. Todo eso es sólo preliminares. Cuando comienza a barajar y organizar sus generalizaciones, producto de la destilación de elementos comunes en diversos campos, tiene suficiente material para comenzar a construír una ontología, que es lo que estábamos esperando desde el principio.
Y esta ontología wilberiana se basa en 20 principios, de los cuales por el momento discutiremos sólo el primero
PRIMER PRINCIPIO DE LA PAUTA QUE CONECTA
- Todo lo que hay en el Kosmos, son HOLONES.
La realidad que conocemos es, entonces, según él, un pequeño intervalo de una cadena infinita de cosas que son parte de cosas. Una versión de la cosmología de una tortuga subida en otra tortuga, subida en otra tortuga, subida en otra tortuga....
Esto lleva a pensar en algunos problemas, que por el momento son dos, uno para cada no-extremo de la cadena:
- Hacia el lado de las partículas elementales, el hecho de que haya cada vez más partes, hace que cualquier objeto finito tenga infinitos grados de libertad (o variables sueltas, asociadas a sus componentes) y se vuelva difícil hablar de grados de complejidad diferentes, si todos son infinitos. No necesariamente es imposible, pero puede ser realmente un dolor de cabeza.
- Hacia el lado del universo, el problema de un universo infinito ha sido ya ha sido mencionado por muchos cosmólogos. Está claro que no se puede poner infinita masa en el mismo espacio-tiempo, de modo que tenemos que hacer una estructura donde distintos juegos de espacio-tiempo hagan parte de un todo. Y cosas de ese estilo. Realmente, cosmológicamente, esto daría lugar a modelos muy, muy extraños.
- ¿Cómo puede estar seguro Wilber de que para comparar distintas tradiciones, distintas disciplinas, etc., no está distorsionando los conceptos en el proceso de traducción o incluso en la ausencia de él?
- En la pesca milagrosa de generalizaciones, ¿no entran algunas disciplinas en desventaja con otras, debido a su ámbito demasiado restringido? ¿No ocurre igual con las culturas que se han desarrollado en un medio menos variado, y con mayor aislamiento? ¿No hay algún otro aspecto de una cultura, una disciplina, o una tradición, que les dé preminencia en estas pescas milagrosas, provocando una especie de imperialismo?
- ¿Es la sóla evidencia de evolución biológica por saltos, o por concurrencia creativa de muchos factores, la que le da pie a Wilber para enunciar la creatividad del Kosmos entero?